¡Planifica bien la iluminación en tu cocina!
Si has entrado al maravilloso mundo de las reformas, es más que probable que ya sepas lo importante que es la iluminación en la cocina: influye en la estética, en la seguridad y la eficiencia al cocinar. Un proyecto bien iluminado facilita cocinar, limpiar y disfrutar del espacio y, aunque muchas veces se deja para el final, conviene pensar en ella desde el primer momento. Estas son las claves para acertar.
Combina distintos tipos de luz
Una cocina práctica necesita tres capas de iluminación:
- Luz general: Ilumina de forma homogénea toda la estancia y lo más normal es instalar focos empotrados o plafones en el techo. Asegúrate de que la luz general no proyecte sombras en las zonas de trabajo.
- Luz de trabajo: Se sitúa justo sobre la encimera, el fregadero y la zona de cocción para evitar sombras molestas. Las tiras LED bajo los armarios altos o las lámparas suspendidas son opciones que han ganado muchísima popularidad estos últimos años porque iluminan perfectamente justo la zona en la que estás trabajando.
- Luz ambiental: Añade calidez y convierte la cocina en un espacio mucho más acogedor. Puede ser una tira LED en la base de los muebles, iluminación en vitrinas de cristal o una lámpara decorativa sobre la barra.
Escoge la temperatura de color adecuada
La temperatura de la luz, medida en grados Kelvin, influye en la sensación que transmite un espacio:
- Luz cálida (2700–3000 K): Crea un ambiente acogedor, ideal para cocinas integradas en el salón. Sin embargo, puede distorsionar los colores de los alimentos y hay personas que necesitan saber muy bien el color exacto de algunas verduras o especias para conseguir una receta perfecta.
- Luz neutra (3500–4500 K): Equilibrio perfecto entre calidez y precisión de color. Es la más recomendada para zonas de trabajo, ya que no fatiga la vista incluso aunque pases muchas horas dentro de la cocina.
- Luz fría (5000–6500 K): Muy clara, aporta sensación de limpieza pero puede resultar fría si se abusa de ella. Úsala con moderación en la luz general.
Planifica los puntos de luz y los enchufes
Antes de colocar los muebles de la cocina, define bien dónde irán los interruptores y enchufes. Instala interruptores independientes para cada tipo de luz para ajustar la iluminación según la ocasión. En estos casos recomendamos usar un regulador de intensidad (dimmer) en la luz general para crear diferentes ambientes.
Recuerda colocar suficientes enchufes en la encimera para pequeños electrodomésticos y piensa en enchufes ocultos en la isla o en la península para que luego no tengas que estar peleando con los cables.
Aprovecha la luz natural
Si tu cocina tiene ventana, aprovéchala al máximo para tener luz natural la mayor parte del día. Evita colocar muebles que bloqueen la entrada de luz y usa cortinas translúcidas o estores que permitan el paso de luz sin problemas. Coloca la zona de cocción o la zona de trabajo más cerca de la ventana y usa tonos claros en muebles y paredes para reflejar la luz. Si no hay luz natural, siempre puedes optar por instalar otro tipo de soluciones como claraboyas o solatubes que canalizan la luz del exterior.
Cuida los detalles
Trabajar en la iluminación también es una buena oportunidad para personalizar tu cocina. Prueba con lámparas colgantes de diseño sobre la isla, apliques de pared de estilo industrial o tiras LED de colores regulables para cambiar el ambiente según el momento. La clave está en no saturar: elige un elemento protagonista y combínalo con un diseño minimalista en el resto de luces.
Una cocina bien iluminada es más segura, bonita y eficiente. Piensa en la luz como parte del proyecto, al mismo nivel que los muebles o los electrodomésticos. Y recuerda: si estás planificando una reforma exprés o un cambio de distribución, consulta nuestros artículos sobre los colores de moda para cocinas o cómo elegir muebles de calidad para integrar la iluminación en el conjunto.
¿Quieres que planifiquemos la iluminación de tu nueva cocina? Escríbenos y crearemos un proyecto de luz a medida para tu espacio y estilo.
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